De pequeño al mirar la larga vida que me quedaba por delante me imaginaba mi futuro, tan lejano, lleno de esperanzas e ilusiones...
Sueños que se van perdiendo con los años.
Un día te despiertas y ves que una parte de tu vida ya ha pasado. Y que nada és como te prometierón.
Que no basta con querer.
Que no es suficiente pornerle ganas.
Que podrías a ver hecho mucho más...
Y ahora, al final, sólo espero tener mis dos monedas de plata para el barquero. Incluso, hay quién dice que basta con una. Así que quizá tenga suerte.