Miramos el mundo desde la distancia. Absortos en nuestros pensamientos, caminamos por la calle distantes a todo. Ajenos a los sentimientos de los demás. Ocultando miradas que puedan encontrase con otras.
Hemos dejado que nuestro mundo se convierta en un lugar donde reinan sentimientos negativos. Reencorosos, apenados, timidos, arrogantes, desconfiados, reservados...
Nos hemos olvidado de sonreir a la vida y ser agradecidos.
Nos cruzamos con gente que han compartido momentos hermosos en nuestra vida y no nos paramos a saludarles. Nos escondemos tras un velo de pasividad emocional.
Deberíamos aprender de los niños, de como son capaces de hacer amigos por un rato en un parque. Y hacer bajar a su madre cada día a la misma hora para ver si vuelven a encontrarse. Sólo por el hecho de volver a dar patadas a una pelota y compartir un rato con un igual. Hemos ganado muchas cosas al crecer, pero también perdido otras muy valiosas.
Hoy toca hacer balance interno y poner en orden tus propias prioridades. Después, mira y evalua si son las correctas.
Si la cara que tú le pones a la vida, es la misma con la que quieres que ella te responda cada mañana.
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martes, 15 de octubre de 2013
Extraños
viernes, 2 de agosto de 2013
Para tí corazon
Un corazón decidió que nunca más se enamoraría. Ese corazón vivió sano y a salvo tras su muro mucho tiempo. Difrutando de todo lo demás que le aportaba la vida. Viajó muchísimo, visitando lugares nuevos, aprendiendo culturas, observando paisajes diferentes, conociendo otros corazones.
En varias ocasiones estos otros corazones intentarón llegar a tocarle, pero él se resistió y huyó a otro lugar donde nada intentara cambiar sus costumbres.
En una ocasión visitó una playa hermosísima en un lugar de aquellos a los que a él le encataba perderse y observar el mundo.
Una lágrima hizo amago de aparecer, cuando recordó recuerdos muy pasados ya. Pero la escondió a tiempo cuando oyó una voz que le hablaba en el horizonte:
-Hola, amigo.
-¿Quién eres? -Preguntó el corazón sorprendido.
-Llevo tiempo observándote- contestó la voz, eludiendo la pregunta-. Siempre estás solo.
-Eso no es verdad, tengo con quien estar -contestó con tono enojado-. ¿Además quién eres tú para opinar sobre mí?
-Perdón. Me presentaré: Soy el sol. Y creo que puedo yo, opinar muy bien sobre lo que és la soledad. Veo como tú por voluntad propia vives en ella y a mi eso me hace preguntarme por qué.
-No vivo en soledad -le contestó el corazón, entre sorprendido y molesto porque el sol le hablara y por encina de todo le juzgara.
-Yo daría lo que fuera por tener compañia, por tener un ser que me amara y con quien compartir mis atardeceres y amaneceres, a quien contarle todo lo que veo desde aqui.
-Eso puedes hacerlo -le interrumpió el corazón-. Estás hablando conmigo, y miles de personas disfrutan de tus puestas. Las compartes.
-Veo que no entiendes nada -le devolvió la interrupción el astro-. ¿De que sirve tener a tantos a tu alrededor, si al final nada puede tocarte?
El corazón pensó en las palabras que acababa de escuchar sin decir nada.
-Veo que te has parado a pensar -habló el sol-. Espero que el día que te des cuenta de que las cosas no son como tú crees, aún tengas tiempo de cambiar tu vida.
Antes de esconderse le regaló al corazón una imagen para ver si con ella conseguía que cambiara de camino.
Aquella imagen conmovió al corazón que por fin dejó salir libre a esa lágrima.
miércoles, 17 de abril de 2013
Siempre contigo (Primera parte)
Vuelo de noche cuando todos descansan. Unos duermen, otros ven el televisor, algunos pocos trabajan aún.
Cada noche repito el mismo recorrido. La misma rutina. Hasta llegar al árbol donde me poso a descansar y a mirarlo. Siempre sentado en esa ventana, fumando su pitillo nocturno. Con la mirada fija en el horizonte. Cada calada ilumina su rostro y hace brillar sus ojos. Recuerdo bien el color miel de sus punzantes ojos, aunque ahora la noche solo me deje entreverlos.
Cuanto le echo de menos; tocarle, hablarle...
Debería empezar mi historia por el principio y así todos me entenderíais.
Me llamo Mia, antes era una persona, ahora soy un ave nocturna.
jueves, 24 de enero de 2013
Llueve
Los días lluviosos como los de hoy tocan el alma.
A la mayoria de la gente les entristecen y los encierra en casa.
Es mejor ver la lluvia trás el cristal. Resguardarse calentito sin mojarse. Pensándolo bien, no solo lo hacen cuando llueve... Para qué mojarse, que lo hagan otros.
Pues quizá hay que mojarse, simplemente, para poderse secar. Porque para disfrutar de lo bueno, hay q haber conocido lo malo. Diré aún más; para saber agradecer lo bueno hay que haberse visto sin paraguas bajo la tormenta de la vida. Asi que, sal, empapate, pasa frío, y cuando llegues a casa disfrutarás de estar ahí y poder darte un baño caliente.