Vistas de página en total

sábado, 19 de febrero de 2011

Lems. Cap. 1. Parte 3

-¿Mago? Si, alguna vez me llamaron así. El mago Lems. Más bien ahora sería; El exiliado Lems o Lems el desertor.
>> Yo vivía en Lish, ciudad de los magos. Cuando esta guerra empezó. Desconozco de cuanta historia estás al tanto del Gran País. Pero para que puedas entender una mínima parte de mi elección debo remontarme a los principios de nuestros reyes.
Como espero que sepas hace ahora unos doscientos años el Rey Único tenía dos hijos; Grimdel el primogénito y Jamio el pequeño. La reina siempre estuvo muy unida a su hijo menor y cuando el rey estaba a las puertas de la muerte le pidió que dividiera el país entre sus hijos nombrándolos reyes en sus distintos territorios. El rey cumplió la voluntad de su esposa, pero no dividió el país a partes iguales. Al primogénito le otorgó tres cuartas partes de tierra y al menor le dejó el territorio de Arion y la isla de Losta.
Muchos años gobernaron en paz ambos reinos, pero décadas después hijos de los hijos de estos reyes empezaron a disputarse los territorios. Hasta el día de hoy cinco generaciones han pasado y con cada una el odio entre ellos ha ido creciendo.
Elfos y magos hemos ayudado en algunos momentos a los reyes. Tanto para bien como para mal.
La última vez que pidieron ayuda a Lish hubo un gran revuelo entre nosotros. Unos opinaban que el rey Leomor era su rey y debían auxiliarlo y por otra parte algunos querían ayudar al Señor de Arion porque entendían que antaño no fue justo la parte de territorio que le fue asignado por su antepasado y si conseguía más territorio las disputas acabarían.
Yo no quise tomar partido. No sentía que tuviera que poner mi vida en peligro por unas tierras. Pues desde un principio estas guerras siempre han sido por tierras.
Esta última guerra está siendo sin duda la más larga y oscura, pues Mortaff el Señor de Arion ya no se conforma con luchar por una parte más de país y quiere ahora la gobernación absoluta y sus alianzas con pueblos oscuros han infectado su corazón y los magos que se unieron a él se han convertido en magos tenebrosos, usan la magia negra, los hechizos prohibidos y las malas artes.
Todos los que en un principio nos negamos a formar parte de las filas de un rey fuimos invitados al exilio. Tras un largo viaje acabé aquí.
-¿Y no puedes volver? –Preguntó Thomas.
-Posiblemente podría volver. Magos y elfos hace años que decidieron dejar de ayudar. Entraron en razón –dijo melancólico Lems-, pero no quiero volver. Aquí hago lo que quiero y no debo lealtad a nadie. Soy libre y no hay mejor regalo en la vida que la libertad.
Thomas quedó pensativo. Nunca se había planteado la guerra como la veía Lems. Estúpida.
-Una parte de mí –continuó Lems-, Se siente identifica contigo. Entiendo que no quieras alistarte en sus tropas, aunque el motivo sea diferente al mío. En parte los dos somos exiliados.
-Pero yo no quiero pasar mi vida escondido en el bosque.
-Puede que no tengas que vivir en el bosque, pero tendrás que pasar la vida escondido, por lo menos hasta que no te queden fuerzas para poder luchar en el frente.
-Eso no es justo –dijo Thomas en voz baja.
-Nadie ha dicho que la vida tenga que serlo.
-Si la guerra acabará…
-Sigue soñando, muchacho, el corazón de los hombres siempre ambiciona más y nunca se conforma. Esta guerra sólo acabará cuando uno de los dos muera a manos del otro pues ninguno de los tiene descendencia, aunque quizás ni por esas acabe y si acaba así esperemos que sea Leomor el vencedor, porque sombríos serán los días bajo el reinado de Mortaff y su sequito de maldad. Bueno dejemos de hablar de desgracias o posibilidades, cuéntame algo de ti.
-No hay mucho que contar…
-Seguro que si.
-Soy el mayor de tres hermanos y somos huérfanos de padre.  Vivimos, vivía –se corrigió-, a las afueras del bosque de Buste al noreste –se calló.
-¿Ya está?
-Si.
Lems no insistió.
-Bueno voy a curarte esos pies –le ofreció.

2 comentarios:

Jose dijo...

Me encanta..

Nosotras dijo...

Qué bien va esto y en que dulce lugar lo guardas.